Ponente
Descripción
La filosofía en la Antigüedad era considerada como forma de vida a través de la práctica de ciertos ejercicios espirituales que permitían conciliar discurso filosófico y praxis filosófica. Pierre Hadot, estudioso de la filosofía helenística procura develar en sus investigaciones el concepto de ejercicio espiritual, y evidencia cómo era acogida la filosofía en esta etapa; donde el filósofo era un director de conciencias que generaba en sus discípulos una conversión interna. Hadot expone en su libro, Plotino o la simplicidad de la mirada, los rasgos esenciales de la filosofía plotiniana y resalta la aptitud del filósofo como sujeto activo que ejecuta la contemplación de sí mismo y su entorno, en pos de redirigir el alma hacia el principio supremo o Uno. La filosofía plotiniana se halla impregnada de praxis filosófica. En Plotino no hay ruptura entre el hombre y filósofo; hombre que se halla arrojado a la vida y filósofo que permanece en la contemplación interna. En él, Plotino, se conjugan ambos y con maestría irresoluta logra captar todo el proceso del Alma que trasciende y se eleva hacia el Principio último, Uno o Bien. Pierre Hadot nos advierte que, a medida en que Plotino, ejerce una conversión interna, donde su mirada gira hacia el Uno, ocurre en la misma proporción una metamorfosis de la mirada externa; perpetuando una transformación en el quehacer, en la praxis del individuo que protagoniza dicho proceso.