Ponente
Descripción
Cuando el Imperio Español impuso su control en América necesitaba de un instrumento con suficiente poder para mantener el orden social en sus colonias. Sin lugar a dudas, la legitimización del tribunal de la Inquisición podía satisfacer dicha necesidad.
Tras la conquista y colonización de la isla de Cuba, comenzaron a fundarse las primeras villas y con ellas las primeras iglesias. La iglesia sería la institución encargada de velar por el cuidado moral de las costumbres sociales, de mantener la unión espiritual y la protección de la mentalidad hispana. Se puede decir que la influencia inquisitorial llega a Cuba en el siglo XVI, sin embargo su suelo nunca fue sede de tribunales inquisitoriales, estas labores las realizaron los obispos y posteriormente los comisarios.
En Cuba se abrieron expedientes inquisitoriales tanto para hombres como para mujeres pero se puede decir que la mayor parte de las víctimas emanó de las segundas. Cabe destacar que la mayoría fueron de ascendencia africana, una vez que dejaron atrás su condición de esclavas se dedicaron a distintos trabajos calificados por la Inquisición como de brujería y hechicería. En la mente de los jueces inquisidores habitaba la idea de los continuos aquelarres de brujas voladoras con presencia del demonio, tras esta concepción fueron incriminadas varias mujeres. Los casos que queremos abordar en nuestro trabajo son el de Luisa Sánchez, acusada por brujería tras haber realizado supuestos aquelarres en la zona de Bayamo y Paula de Equiluz, culpada de ser bruja, herbolaria y mora.