Ponente
Descripción
En septiembre de 2015 fue presentada la Agenda 2030, en la que se establecen los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que deben cumplir todos los países y partes interesadas para el año 2030. Se trata de una propuesta aparentemente transformadora e inclusiva; sin embargo, interpretar su esencia es de notable importancia para las sociedades subdesarrolladas, pues devela que la agenda favorece la gestión del capital. Este trabajo aborda, desde la crítica de la economía política, la esencia de la “nueva” agenda; aunque reconoce que los ODS pueden constituir un paso de avance en la superación de muchos de los problemas inherentes al subdesarrollo, expresa que los ODS responden a relaciones de poder correspondientes a la lógica de reproducción del capital a escala internacional. El cumplimiento de los ODS ha de tener como base indispensable la distinción entre esencia y apariencia, solo así podrá contribuir verdaderamente al desarrollo de las naciones, y en especial, de aquellas que abogan por la alternativa socialista frente a la lógica del capital.
Conclusiones:
Interpretar la esencia de los ODS, significa poner el punto de mira en las relaciones sociales de producción capitalista, en el carácter objetivo y contradictorio del capitalismo, aunque capaz de ajustar su propia lógica de comportamiento. No es suficiente centrar la atención en los modelos económicos aplicados, ni en las expresiones de subdesarrollo que configuran el contexto mundial. Se ha de tomar conciencia de que el surgimiento de los ODS responde a relaciones de poder que se corresponden con la lógica de reproducción del capital a escala internacional.
Los ODS constituyen una propuesta global de desarrollo capitalista ante la necesidad imperante de nuevos ajustes en su lógica de acumulación. Disentir del aparente consenso en torno a ellos no significa su anulación; el cumplimiento de dichos objetivos puede constituir un paso de avance en la superación de muchos de los problemas inherentes al subdesarrollo. Si bien hay que reconocer la necesidad de avanzar en cada uno de los elementos allí propuestos, el resultado de pensarlos críticamente para implementarlos, indica que no basta con ello. Aceptar su implementación acrítica sería no solo como retroceder en el tiempo, sino también en términos teórico-prácticos.
El desarrollo es un proceso, por lo que se ha de analizar en términos relativos. Admitir que cumpliendo la Agenda se vencería el subdesarrollo sería asumir las mismas condiciones de partida para todos los países, desconocer el diferente dinamismo existente entre ellos, ignorar la heterogeneidad del mundo subdesarrollado, y sobre todo, pasar por alto las leyes objetivas del capitalismo y la relación dialéctica existente entre desarrollo y subdesarrollo.
Interpretar la esencia de la Agenda 2030 y los ODS en ella contendidos, y develar su carácter hegemónico, es de notable importancia para las sociedades subdesarrolladas, en especial, para las que construyen proyectos socialistas. El cumplimiento de los ODS no significa per se la consecución de sociedades alternativas a la lógica del capital; sin embargo, una apropiación crítica de ellos puede constituirse en un medio valioso para avanzar con tales propósitos.