Ponente
Descripción
Nuestro mundo es, ante todo, un mundo agrícola. Salvo algunas excepciones, las sociedades que pueblan el planeta son una consecuencia directa de la invención de la agricultura. Sin ella, nuestra historia habría sido muy diferente. Hoy, la alimentación, la industrial textil, del papel e incluso, la farmacéutica, no pueden entenderse sin la agricultura. En 2019, el valor total de la producción agrícola mundial superó los 3.250 billones de dólares, según los datos del Banco Mundial. Esto es un 3,7% del Producto Interior Bruto (PIB) global.
La agricultura es un elemento de desarrollo económico y un eje de articulación social. Sin embargo, según asevera la FAO, este protagonismo no viene libre de costes. La agricultura y el uso de las tierras de cultivo es responsable de más del 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y del consumo del 70 % de agua a nivel mundial. Asimismo, un tercio de toda la producción agrícola global se desperdicia; y, a pesar del aumento constante del rendimiento de los cultivos, cerca de 700 millones de personas pasan hambre.
Cuando el irreversible cambio climático amenaza la producción de alimentos para una población que va en acelerado crecimiento, la agricultura sustentable, a menor escala, de barrio, se presenta como una atractiva fórmula para bajar los niveles de contaminación del planeta y darle una mejor calidad de vida a la población mundial.