Ponente
Descripción
La expansión de Guantánamo siguió a años de debates nacionales cubanos sobre el papel de la mano de obra extranjera. A principios del siglo XX, más de setecientos mil españoles y trescientos mil antillanos y los haitianos emigraron a Cuba. El total acumulado constituyó un porcentaje sustancial de la población nacional, que era apenas tímida de cuatro millones de personas en 1931. La gran mayoría de los inmigrantes caribeños trabajó en la industria azucarera dominada por Estados Unidos. Trabajadores nativos les molestaba la competencia presentada por los inmigrantes, y esta hostilidad alcanzó su punto más bajo durante la crisis de la industria azucarera y la Gran Depresión. Con el derrocamiento de la dictadura de Machado en 1933, el nuevo gobierno revolucionario encabezado por Ramón Grau San Martín respondió a la frustración de larga data de los trabajadores cubanos con la mano de obra extranjera. Bajo el lema “Cuba para los cubanos”, el gobierno aprobó un decreto el 18 de octubre de 1933, autorizando la deportación de los desempleados extranjeros, y emitió un segundo decreto el 8 de noviembre de 1933, declarando que el 50 por ciento de todos los empleos deben recaer en trabajadores cubanos nativos, conocidos como la Ley del 50 por Ciento.