Ponente
Descripción
En la sesión quinta del Concilio de Trento (17 de junio de 1547) el sínodo de obispos aprobó el decreto De verbi Dei concionatoribus & quaestoribus eleemosynae que establecía la obligación de predicar y de abrir seminarios que enseñaran teología y escritura sagrada a los sacerdotes. El interés por la predica viene de larga data pues inicia con De doctrina christiana de san Agustín de Hipona y para el s. XVI se volvió necesario ante el avance del protestantismo, que ganaba nuevos acólitos en las plazas; en este contexto, se elaboraron diversos tratados y manuales de retórica eclesiástica y sagrada, uno de cuales fue el Divinus orator vel de rhetorica divina libri septem de Ludovico Carbone de Costacciaro (Venecia, 1795), que en las postrimerías del Concilio de Trento se alimentó de las experiencias previas desarrolladas en el s. XVI, como la Ecclesiastica rhetorica de fray Luis de Granada (Lisboa, 1576) o las Instructiones praedicationis verbi Dei de Carlo Borromeo (Milán, 1581). El presente trabajo discute la manera en que el tratado de Carbone ayudó a configurar la función y la finalidad de la retórica sagrada postridentina, así como la dotó de una estructura argumentativa sólida basada en la retórica clásica (Cicerón y Quintiliqno) y en los loci theologici de Melchor Cano (Salamanca, 1563), lo cual sentó las bases sobre las que retóricas y manuales de predicadores posteriores se elaboraron.