Ponente
Descripción
La fábula, de origen sumerio, pasó a la literatura occidental a través de la tradición grecolatina y cobró auge en el siglo XVIII. A pesar del trabajo de estudiosos como Francisco Rodríguez Adrados o Gert-Jan Van Dijk, se considera un subgénero menor dentro de la historia literaria, tanto en su forma clásica (esópica) como las fábulas morales de época moderna. En Hispanoamérica el apólogo en versos siguió el modelo de fabulistas franceses (La Fontaine y Florián) y españoles (Samaniego e Iriarte). En Cuba, además de traducciones, se registran apólogos en autores como Plácido, Bachiller y Morales, Francisco Javier Balmaseda, Zenea, José María de Cárdenas y Rodríguez, y Aurelia Castillo. Sin embargo, más allá de menciones ocasionales, no ha habido un acercamiento detenido a esta poesía. El objetivo de este trabajo es bosquejar el desarrollo de la fábula en la poesía cubana del siglo XIX, a partir de los principales autores que la cultivaron y el tratamiento que cada uno le dio. En la literatura cubana decimonónica el subgénero fabulístico muestra un abanico de posibilidades estilísticas y funcionales, que van desde la crítica social, con textos veladamente alusivos a circunstancias concretas del autor, hasta un fin didáctico-moralizante, más enfocado en el lector infantil. Esta poesía refleja, por un lado, el carácter intertextual del apólogo, permeado con la imitación y la paráfrasis; y, por otro, la intención de adaptar determinados motivos al contexto insular. Se trata, por tanto, de un subgénero relegado, pero de gran interés para los estudios sobre poesía colonial.